La estación de las mujeres
Carla Guelfenbein
Primera edición abril de 2019
142 páginas
Alfaguara
Margarita
La última vez que Jorge intentó tener sexo
conmigo, le pedí que usara condón. Uno que
llevara una frase de Jenny Holzer. Eso fue hace
tres semanas, antes de que finalizaran a las vaca-
ciones y sus estudiantes volvieran de sus escon-
drijos de verano: de los yates las rubias y de las
profundidades de sus sopas de noodles las de
ojos rasgados. Me miró desconcertado y luego se
largó a reír. No me preguntó quién era Jenny
Holzer. "No es broma", dije, "si quieres hacer el
amor, tendrás que ponerte un condón. Y que sea
de Jenny Holzer, por favor". Estábamos echados
sobre la cama, él desnudo y yo con mi camisa de
dormir hasta las canillas. Afuera se oían gritos de
niños. Tal vez jugaban soccer en las calles aban-
donadas por los estudiantes. Jorge se levantó y
desde su desnudez me miró. Su expresión era de
absoluta confianza, imaginando, supongo, que
su virilidad revertiría mi insurrección. Noté que
las carnes de su estómago habían desaparecido.
De alguna porción de su vida extrae el tiempo
para ir al gimnasio. De la que me corresponde,
sin lugar a dudas, porque cada vez lo veo menos.
Me di la vuelta y me cubrí con la sábana hasta la
punta de la cabeza. Mi cuerpo, a diferencia del
suyo, crece y se desarma otro poco cada día, se
pliega, se seca, se enrolla sobre sí mismo en can-
sadas texturas. Hay veces en que apenas lo reco-
nozco como mío.