
Hoy acabo de leer el libro "La Reina Isabel cantaba rancheras" (Hernán Rivera Letelier), hermoso testimonio de la vida puteril de las Pampas... de la vida simple.
Acá les dejo un extracto del Discurso Fúnebre léido por el Poeta Mesana en el Funeral de la Reina Isabel:
"Estupefacto y absurdo, parado en medio del desierto más triste del mundo, este humilde animal pampino, minero y vinero sin vuelta y amigo personal de la Reina Isabel, de pie ante su féretro inmenso, ante el mito yacente de su cuerpo glorioso, viene en declarar, categórico y honrado, que tal vez lo mejor en estos momentos sea callarse el hocico, hacer mutis en su homenaje, no decir ni pío: imitar el silencio filial de estos cerros pelados. O sentarse tal vez a pampa rasa como en una vasta catedral de piedras y, llorando, tal como hace el vientos detrás de las tumbas, ponerse a repetir sin descanso su ínclito apodo real (iogan al viento gemir inconsolable detrás de cada tumba: reina isabel reina isabel reina isabel... mientras de pura pena, con sus alambres mentales perturbados, va lamiendo y relamiendo las viejas flores de papel). Aunque tal vez, maldita sea, quién dice que lo mejor en estos momentos no sea mandarse a cantar a todo grito las más sentida ranchera de amor. Una canción de Guadalupe del Carmen , su favorita de toda la vida, sería, creo yo, el más glorioso responso que esta muerta egregia quisiera oír, esta walkiria salitrera que de tan munificente que era, amigos mios (entiéndase pulentísima), también cantaba. Como si ser puta en estos salitrales del carajo no fuera de por si ya lo bastante épico, con una voz de gorrioncillo evangélico, esta melancólica menina del sexo también (además) cantaba..."
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