
I AZUL PACIFICO
Una calurosa noche de enero, tras acomodarse en el
último taburete de la barra del Azul Profundo, Ca-
yetano Brulé ordenó un mojito. Gente de mediana
edad, vestida a la moda, con aire de intelectuales
sesudos, políticos renovados o nuevos ricos,
conversaba animadamente en las mesas del restau-
tante disfrutando los platos de mariscos y pescados
mientras una grabación del insuperable Coleman
Hawkins brindaba la música de fondo.
El barman, un joven de ojos penetrantes y cola de
caballo azabache, examinó divertido la corbata lila co
guanaquitos y la chaqueta brillosa de solapa ancha de
aquel bigotudo de anteojos gruesos e incipiente calvi-
ta, personaje, por cierto, inusual en ese escenario ca-
pitalino, y luego comenzó a combinar el Havana Club
con jugo de limón, azúcar u hojas de yerbabuena.
Cita en el Azul Profundo
Roberto Ampuero
360 Páginas
Primera Edición, 2002
Planeta
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