Nubia Becker Eguiluz
Primera edición noviembre de 2011
115 páginas
pehuén
1. LA CAÍDA
ESA NOCHE EL TERROR endureció mi piel y mis rodillas sonaron como cas-
cabeles: tanto era lo que temblaban sin que yo pudiera sosegarlas. Había
perdido toda sensación de espacio y de equilibrio, pero aun así me esfor-
zaba por encontrar algún indicio de claridad, y de establecer aunque fuera
una mínima relación con este mundo. Pero el scotch y la venda con que
sellaron mis ojos no dejaban filtrar la luz. Por eso mismo se me agudizó el
oído y se me grabaron todos los sonidos de esa travesía
Escuchaba el jadeo de los hombres excitados por la violencia y los in-
sultos con que ordenaba nuestros movimientos. Sentía a mi lado el tem-
blor de otras rodillas, las de Marcela, y a mis pies la respiración de Carlos
que, maniatado, permanecía de bruces en el fondo del vehículo.
No escuchaba a Samuel, ¿Iba con nosotros; al lado de Carlos, tal vez?
No, no iba con nosotros. Después supe que unos cuantos hombres
del grupo operativo llamado Halcón que nos atrapó, al mando del capitán
de Ejército Miguel Krassnoff- más un oficial de Carabineros, de apellido
Laurence y el oficial de Ejército llamado teniente Paulito, reforzado por el
civil Osvaldo Romo o guatón Romo, el suboficial de carabineros Basclay
Zapatal, apodado el Troglo y la suboficial Rosa Humilde, a la que llamaban
la Comandanta-, se lo llevaron en un Fiat, que hizo relevo en la Escuela
de Sub-Oficiales de Carabineros, a la Villa Grimaldi.
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