viernes, 20 de diciembre de 2024


Una mujer en Villa Grimaldi 
Nubia Becker Eguiluz 
Primera edición noviembre de 2011 
115 páginas
pehuén

1. LA CAÍDA 
ESA NOCHE EL TERROR endureció mi piel y mis rodillas sonaron como cas-
cabeles: tanto era lo que temblaban sin que yo pudiera sosegarlas. Había 
perdido toda sensación de espacio y de equilibrio, pero aun así me esfor-
zaba por encontrar algún indicio de claridad, y de establecer aunque fuera 
una mínima relación con este mundo. Pero el scotch y la venda con que 
sellaron mis ojos no dejaban filtrar la luz. Por eso mismo se me agudizó el 
oído y se me grabaron todos los sonidos de esa travesía

Escuchaba el jadeo de los hombres excitados por la violencia y los in-
sultos con que ordenaba nuestros movimientos. Sentía a mi lado el tem-
blor de otras rodillas, las de Marcela, y a mis pies la respiración de Carlos 
que, maniatado, permanecía de bruces en el fondo del vehículo.

No escuchaba a Samuel, ¿Iba con nosotros; al lado de Carlos, tal vez? 
No, no iba con nosotros. Después supe que unos cuantos hombres 
del grupo operativo llamado Halcón que nos atrapó, al mando del capitán 
de Ejército Miguel Krassnoff- más un oficial de Carabineros, de apellido 
Laurence y el oficial de Ejército llamado teniente Paulito, reforzado por el 
civil Osvaldo Romo o guatón Romo, el suboficial de carabineros Basclay 
Zapatal, apodado el Troglo y la suboficial Rosa Humilde, a la que llamaban 
la Comandanta-, se lo llevaron en un Fiat, que hizo relevo en la Escuela 
de Sub-Oficiales de Carabineros, a la Villa Grimaldi.

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