Que será vivir en un Palacio? Con todas la comodidades que el dinero puede otorgar? Con toda la impunidad que la clase social aristocrática puedar otorgar?... La respuesta puede ser obvia, pero vistas desde la mirada del niño Julius no suelen tener ningún sentido.
Julius, junto a sus hermanos Cinthia, Bobby y Antonio viven en un Palacio de la avenida Salaverry, en Lima. Su madre Susan y su padre Antonio, dan vida a una familia típica de la clase alta limeña, la vieja oligarquía peruana.
Julius es quién nos relata, desde su mirada infantil, como es vivir en un palacio con cocheras, jardines, piscina, servidumbre. Su padre Antonio murió cuando tenia tan solo un año y medio, quedando los cuatro hijos a cargo de Susan, quién pasado un tiempo de luto, se casa nuevamente con Juan Lucas, representante de la nueva clase de industriales; más conocidos como ricos nacientes. De sus tres hermanos, es con su hermana Cinthia con quien tiene una relación afectiva avanzada e intensa. Los dos hermanos mayores se caracterizan por su unión y comunicación constante. Julius vive en dos mundos, el de la clase alta que desprecia a los que no tienen dinero, y el de la servidumbre, que obedece los deseos que les vienen desde arriba. El niño nunca compartió la idea de sus hermanos, porque estuvo ligado a los empleados de su casa, con los que jugaba, y de quienes sintió cariño y amor.
Julius tiene un bajón cuando muere su hermana, que será dificil de reemplazar y que tendrá consecuencias notorias. Vilma, la empleada con la que Julius se relacionó más, es un punto medio entre los dos mundos, reconocida por el mundo alto por su belleza y por la servidumbre por su unión con el hijo menor. El desenlaze ocurre cuando Julius salta de su mundillo de cuatro paredes de su palacio y se introduce al de los adultos. El choque es muy fuerte para un niño de tan solo once años y debido a ello pierde la inocencia y su tranquilidad.
La novela en sí es una crítica al entorno cerrado de la clase alta. El mundo duro y cruel se logra sobreponer a las seguridades que le brinda Susan, abriendo un conflicto que arremete contra el pequeño, que debido a su gran sensibilidad, no logra adaptarse fácilmente. La escritura a modo de diálogo y el humor son característicos, y llevan a personalizar al lector en la obra, haciéndolo muchas veces participe de lo que ocurre. El buen manejo de recursos se junta a un profundo conocimiento de la realidad, personificado por un niño de contados años que experimenta la mezcla abrupta de dos realidades análogas. Un libro para ser leído varias veces.
Un mundo para Julius
Alfredo Bryce Echenique
1era Edicion, Febrero de 1988
426 Paginas
Diana Literaria
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