
Estaba sentado en el escaño de madera bajo las ho-
jas amarillas del parque solitario, contemplando los cis-
nes polvorientos con las dos manos apoyadas en el pomo
de plata del bastón, y pensando en la muerte. Cuando
vino a Ginebra por primera vez el lago era sereno y
diáfano, y había gaviotas mansas que se acercaban a co-
mer en las manos, y mujeres de alquiler que parecían
fantasmas de las seis de la tarde, con volantes de organ-
dí y sombrillas de seda. Ahora la única mujer posible,
hasta donde alcanzaba la vista, era una vendedora de
flores en el muelle desierto. Le costaba creer que el tiempo
hubiera podido hacer semejantes estragos no sólo en su
vida sino también en el mundo...
Los doce son:
- Buen viaje, señor presidente
- La santa
- El avión de la bella durmiente
- Me alquilo para soñar
- Sólo vine a hablar por teléfono
- Espantos de agosto
- María dos Prazeres
- Diecisiete ingleses envenedados
- Tramontana
- El verano feliz de la señora Forbes
- La luz es como el agua
- El rastro de tu sangre en la nieve
Doce cuentos peregrinos
Gabriel García Márquez
232 Páginas
1era Edición, 1992
Mandadori
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