lunes, 30 de mayo de 2011

Boleros en La Habana


¿A QUIÉN DIABLOS LE habrá dado por estorbar a esta hora en un
día de lluvia? - se preguntó tras el timbrazo en la estrecha coci-
na de puntal alto, donde leía el diario de la mañana mientras
disfrutaba su acostumbrada tacita de café dulce y cargado.
Sobre el escurridero se apilaban pailas y cacerolas pringosas
y, en el mesón, entre una abollada cafeterita de aluminio y un
paquete de azúcar, esperando desde hacía días por la plancha,
camisas de rayón, un pantalón de poliester, varias calcetas zur-
cidas y dos calzoncillos de pierna larga.
Con el primer Lucky Strike de la jornada pendiendo de una
comisura y los ojos sumergidos en las profundidades de sus
dioptrías, se irguió, extrañado de que lo importunaran tempra-
no en un día tan frío. Redujo el volumen de la radio, por la que
una voz solemne elogiaba los precios que ofrecía un cementerio
para la incineración de afiliados, y se arrimó a la ventana a
espiar entre los visillos...

Boleros en La Habana
Roberto Ampuero
234 Páginas
Primera Edición, Enero 1997
Planeta

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