jueves, 7 de junio de 2012

El Tercer Reich



20 de Agosto

Por la ventana entre el rumor del mar mezclado con las
risas de los últimos noctámbulos, un ruido que tal vez sea
el de los camaremos recogiendo las mesas de la terraza, de
vez en cuando un coche que circula con lentitud por el Pa-
seo Marítimo y zumbidos apagados e inidentificables que
provienen de las otras habitaciones del hotel. Ingeborg
duerme; su rostro semeja el de un ángel al que nada turba
el sueño; sobre el velador hay un vaso de leche que no ha
probado y que ahora debe estar caliente, y junto a su almo-
hada, a medias cubierto por la sábana, un libro del inves-
tigador Florian Linden del que apenas ha leído un par de
páginas antes de caer dormida. A mí me sucede todo lo
contrario: el calor y el cansacio me quitan el sueño.Ge-
neralmente duermo bien, entre siete o ocho horas diarias,
aunque muy raras veces me acuesto cansado. Por las maña-
nas me despierto fresco como una lechuga y con una energía
que no decae al cabo de ocho o diez horas de actividad.
Que yo recuerde, así ha sido siempre; es parte de mi natu-
raleza. Nadie me lo ha inculcado, simplemente soy así y 
con esto no quiero sugerir que sea mejor o peor que otros;
la misma Ingeborg, por ejemplo, que los sábados y domin-
gos no se levanta hasta pasado el mediodía y durante la se-
mana sólo una segunda taza de café -y un cigarrillo- con-
siguen despertarla del todo y empujarla hacia el trabajo.
Esta noche, sin embargo, el cansancio y el calor me quitan
el sueño. También, la voluntad de escribir, de consignar los 
acontecimientos del día, me impide meterme en la cama y 
apagar la luz.



El Tercer Reich
Roberto Bolaño
366 Páginas
Primera Edición, Febrero 2010
Anagrama

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