sábado, 21 de diciembre de 2024


COCHRANE VS. CTHULHU
Gilberto Villarroel
Primera edición mayo de 2017  
Penguin Random House grupo editorial

Loic Eonet, capitán de dragones de la Guarda Imperial de 
Napoleón I, terminaba su austera cena, compuesta por dos 
rebanadas de pain de champagne duro, sopa de verduras, restos 
de saicisson, un trozo de queso y una jarra de vin rouge de
Bourdeaux, cuando un soldado llamó la puerta de la cel-
da de piedra donde había instalado su cuartel y le comunicó 
que los centinelas anunciaba la llegada de un bote. Eonet 
tomó de inmediato su sable reglamentario, se echó encima 
su capote, se cubrió la cabeza con el bicornio y salió al patio, 
haciendo sonar sobre los adoquines los tacones de sus botas 
de caballería.

No terminaba de acostumbrarse molesto eco que ca-
da sonido provocaba en aquel patio de forma ovalada, rodea-
do por tres niveles de galerías de piedra con arcos de medio 
punto, que por dentro daban a la construcción el aspecto de 
un coliseo romano en vez de lo que era realmente: la fortaleza 
secreta más preciada del Emperador de los franceses.

Por fuera, en cambio, Fort Boyard - o "el navío de pie-
dra", como lo llamaban los soldados- valía cada barra de oro 
invertido en su construcción.Era un castillo artillado de pa-
redes lisas, con una planta baja y dos pisos. Sus tres hileras de 
ventanas enrejadas escondían, en algunos casos, las portas de las 
casamatas de los cañones y, en otros, las habitaciones de la tropa.

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