Nunca pude entender la mímica. Es una lengua que
me está vedada; soy políglota, pero ése es mi límite in-
franqueable. Y es un límite interno a todos los idiomas,
incluida mi lengua natal, el gesto natal, que acompaña
toda palabra como la sombra acompaña al cuerpo un día
de sol. Es fácil imaginar la cantidad de problemas que
me trae. Podría tomarlo como un arte, y disfrutar de las
actuaciones de los mimos como de una suerte de danza
abstracta. Mi concepción del arte, al fin de cuentas, va en
esa dirección: en contra de la comunicación, de lo utiliza-
rio, del efectismo.
a la publicación de libros de autoayuda, llamado César Aira, viaja a
Dinosaur City para terminar su última obra: Cómo salir bien en las fotos.
En su recorrido por la ciudad, y mientras su familia asiste al teatro,
se siente atraído por la prédica de Mae Gonçalva y su secta de culto al
Cristo-serpiente. Se sumerge en un mundo paralelo, en donde el crimen y
la intriga son los códigos de convivencia. El narrador, con un lenguaje
irónico, va describiendo las fisuras de una ciudad laberíntica, oscura y
violenta que se tambalea rodeada de serpientes; así como la vida se enrosca
sobre sí misma creando una perturbación inquietante y una poesía desolada.
La serpiente
César Aira
106 páginas
1era. Edición Julio 1997
LOM Ediciones