jueves, 29 de diciembre de 2011

Kafka en la orilla


El joven llamado Cuervo

-Así que ya has conseguido el dinero, ¿no? -dice el joven llama¬do Cuervo. Lo dice con su peculiar manera de hablar, arrastrando un poco las palabras. Como cuando te acabas de despertar de un pro¬fundo sueño y sientes la boca pesada y torpe. Simples apariencias. En realidad, está completamente despierto. Igual que siempre.
Asiento.
-¿Cuánto?
Respondo tras confirmar, una vez más, la cifra en mi cabeza.
-Unos cuatrocientos mil yenes en metálico. Y, con la tarjeta, podría sacar algo más de unos ahorros que tengo en el banco. Ya sé que no es gran cosa, pero de momento...
-Sí, no está mal -admite el joven llamado Cuervo-. De momento, claro.
Asiento.
-Pero este dinero no te lo habrá traído Santa Claus por Navidad, supongo.
-No, claro -digo.
El joven llamado Cuervo mira a su alrededor frunciendo levemente los labios con sarcasmo.



Kafka en la orilla
Haruki Murakami
714 Páginas
Primera Edición, Noviembre 2006
MAXI TusQuests

sábado, 17 de diciembre de 2011

Tenaces


Las seis crónicas y la entrevista de personajes reales que conforman este nuevo libro de José Miguel Varas nos permiten agregar antecedentes a ciertos pasajes de la historia nacional del siglo XX, a través de los retratos de algunos de sus actores, como Luis Emilio Recabarren -en una entrevista a Salvador Ocampo-, Américo Zorrilla en primera persona, los hermanos Arturo y Carmelo Soria, este último asesinado por los servicios de inteligencia de Pinochet; Samuel Riquelme, Zorobabel González, "el Guagua" y Carmen Vivanco.
Los tenaces habla de aquella cualidad presente en el pueblo chileno, resultado del cruce mapuche y español, pero particularmente habla de las figuras abordadas aquí, que unieron a la tenacidad un sentido ético de la existencia que los caracterizó la vida entera, en sus múltiples actividades políticas y personales a las cuales el desarrollo de los hechos de la historia chilena los enfrentó.
El denominador común de estas figuras es una dignidad a toda prueba, aun de los tiempos más difíciles que debió sortear nuestro país, y ellas permanecen en la memoria histórica como referentes ciudadanos a no olvidar.


CARMEN

La escuela del salitre
Crecimos, pues, con muy escasa educación... pero tuvimos otra escuela. Mi padre era de la Federación Obrera de Chile, la FOCH. Una vez al mes nos llevaba a las reuniones que se hacían en Pampa Unión. Ahí llegaban los fochistas de varias oficinas. Se juntaban como mil trabajadores; de diferentes partes venían. Mi papá nos llevaba a nosotros, a mi hermano y a mí, y escuchábamos las intervenciones, todas esas denuncias y lo que se pedía. Así íbamos creciendo y aprendiendo lo que era la organización. Así nos quedó para siempre clavada una verdad: que para mejorar su condición los trabajadores tienen que luchar.
Mi papá compraba un diarito chico que se llamaba Justicia. Era prensa de Recabarren. Como yo aprendí a leer desde muy chica, mi papá me despertaba como a la una de la mañana, la hora en que pasaba un compañero dejando la Justicia en cada casa donde debía: “Hija, dispierte". Yo con todo el sueño, obedecía y él me decía que leyera todo ese diarito. Era chico, dos hojas, cuatro páginas en……..


Tenaces
José Miguel Varas
172 Páginas
Primera Edición, 2010
LOM Ediciones

jueves, 8 de diciembre de 2011

Tokio Blues, Norwegian Wood


Yo entonces tenía treinta y siete años y me encontraba a
bordo de un Boeing 747. El gigantesco avión había iniciado
el descenso atravesando unos espesos nubarrones y ahora se
disponía a aterrizar en el aeropuerto de Hamburgo. La fría
lluvia de noviembre teñia la tierra de gris y hacía que los
mecánicos cubiertos con recios impermeables, las bande-
ras que se erguían sobre los bajos edificios del aeropuerto,
las vallas que anunciaban los BMW, todo, se asemejara al
fondo de una melancólica pintura de la escuela flamenca.
¡Vaya! ¡Otra vez en Alemania!, pensé.

Tras completarse el aterrizaje, se apagaron los señales de
"Prohibido Fumar" y por los altavoces del techo empezó a
sonar una música ambiental. Era una interpretación ramplo-
na de Norwegian Wood de los Beatles. La melodía me conmo-
vió, como siempre. No. En realidad, me turbó; me produjo
una emoción mucho mas violenta que de costumbre.

Toru Watanabe — Protagonista y narrador, Toru es un estudiante universitario bastante normal de Tokio. Se está especializando en teatro, pero sin motivo o convicción para hacerlo. Al contrario que la mayoría de los estudiantes, está interesado en Occidente, en particular, en la literatura de Estados Unidos. Es el mejor amigo de Kizuki y mantiene una relación amorosa, primero con Naoko, y más tarde con Midori.

Naoko — Bella y sensible, Naoko es la novia de Kizuki, aunque después de la muerte de éste comienza una relación con Toru. La hermana mayor de Naoko se suicidó con 17 años, lo que, junto con el suicidio de Kizuki, marcó su estabilidad emocional para siempre.

Midori Kobayashi — Compañera de clase de Toru. Vivaz y extrovertida, ella y su hermana ayudan a su padre a llevar una pequeña librería. Al principio tiene novio, pero comienza a tener otros sentimientos hacia Toru según le va conociendo mejor. Finalmente deja a su novio, poniendo a Toru en una situación complicada.

Reiko Ishida — Profesora de música y buena amiga de Naoko, junto con la cual permanece en un psiquiátrico. Debido a los problemas mentales que acarrea durante toda su vida y que arruinaron su carrera musical y su matrimonio, Reiko intenta aconsejar a Toru y a Naoko en su relación.

Kizuki — Mejor amigo de Toru en el instituto y primer novio de Naoko, Kizuki se quitó la vida a los 17 años.

Nagasawa — Estudiante diplomático de la élite de la Universidad de Tokio que comienza una amistad con Toru a través de una pasión que ambos comparten, El gran Gatsby. Nagasawa no es muy carismático, pero sí complejo tanto en sus ideales como en sus relaciones personales. Al principio Toru, llevado por el desenfreno, comienza a salir con él para mantener relaciones sexuales con chicas que Nagasawa escoge al azar. Más tarde, su relación pasa por altibajos, dejando su amistad y volviéndola a retomar.

Hatsumi — Amable por naturaleza, Hatsumi es la sufridora novia de Nagasawa. Intenta aconsejar a Toru, pero éste se muestra reacio a creer tanto a ella como a Nagasawa por miedo a que la situación de Naoko y Kizuki se vuelva a repetir. (Fuera de la historia del libro, Hatsumi se casará, dos años después de que Nagasawa se vaya a Alemania, y se suicidará, otros dos años más tarde, cortándose las venas).

"Tropa de asalto" — Compañero de habitación de Toru en la residencia de estudiantes que está obsesionado con la limpieza. Se está especializando en cartografía como preparación para trabajar en el Geographical Survey Institute of Japan. Más tarde se muda, dejando la habitación entera para Toru, hasta que este se va también de la residencia.

Itoh — Estudiante de arte que Toru conoce tras abandonar la residencia de estudiantes que compartía con Nagasawa y Tropa de asalto. A ambos les encanta Boris Vian. Tiene novia en su pueblo natal, Nagasaki, pero el malestar que ella siente hacia el camino que Itoh ha elegido hace que él manifieste también cierto malestar en su relación.

Momoko (Momo) Kobayashi — Hermana de Midori.

Señor Kobayashi — Padre viudo de Midori. En un principio Midori dijo que su padre había emigrado a Uruguay, lo que finalmente resulta ser mentira; en realidad, el señor Kobayashi estaba ingresado en un hospital de Tokio por un tumor cerebral. Cuando Midori y Toru lo van a visitar, Toru se queda solo durante un rato cuidando de él. Poco después muere, y sus hijas venden la librería para mudarse a un nuevo barrio.

Don Escuela-Militar-de-Nakano — Apodo que recibe el jefe de la residencia de Toru, un hombre del que se rumorea que era un espía.

Uniforme — Apodo que recibe el asistente de Nakano, conocido por llevar siempre un uniforme de estudiante.

Tokio blues, Norwegian Wood
Haruki Murakami
382 Páginas
Primera Edición, Junio 2005
MAXI TusQuests

El ruido de las cosas al caer


I. Una sola sombra larga

El primero de los hipopótamos, un macho del co-
lor de las perlas negras y tonelada y media de peso, cayó
muerto a mediados del 2009. Había escapado dos años
atrás del antiguo zoológico de Pablo Escobar en el valle
del Magdalena, y en ese tiempo de libertad había destrui-
do cultivos, invadido abrevaderos, atemorizado a los pes-
cadores y llegado a atacar a los sementales de una hacienda
ganadera. Los francotiradores que lo alcanzaron le dispa-
raron un tiro en la cabeza y otro al corazón (con balas de
calibre .375, pues la piel de un hipopótamo es gruesa);
posaron con el cuerpo muerto, la gran mole oscura y ru-
gosa, un meteorito recién caído; y allí, frente a las prime-
ras cámaras y los curiosos, debajo de una ceiba que los
protegía del sol violento, explicaron que el peso del animal
no iba a permitirles transportarlo entero, y de inmediato
comenzaron a descuartizarlo. Yo estaba en mi apartamen-
to de Bogotá, unos doscientos cincuenta kilómetros al sur,
cuando vi la imagen por primera vez, impresa a media
página en una revista importante.

El ruido de las cosas al caer
Juan Gabriel Vásquez
274 Páginas
Primera Edición, 2011
Alfaguara

lunes, 5 de diciembre de 2011

Los reyes malditos VII : De cómo un Rey perdió Francia


PRÓLOGO

En el séptimo y último volumen de la saga de los Reyes Malditos, Maurice Druon revive el reinado de Juan II, al promediar el Siglo XIV. Este monarca ha pasado a la historia como Juan el bueno; sin embrago, en realidad fu un hombre vanidoso y cruel, al tiempo que indeciso e incapaz. Francia pasa por una época de intensas crisis. El país se ve desgarrado por luchas entre clanes y fracciones, Inglaterra pretende dominar todo el territorio francés, la inflación es galopante, los impuestos aplastan a la población, la Iglesia atraviesa una profunda crisis dogmática y moral, la peste asuela el país y el rey acumula error tras error. Los acontecimientos se siguen a través de la óptica de un gran personaje de la época, el cardenal Talleyrand-Périgord, quien además de fiel y agudo testigo, es también un protagonista esencial en todos los sucesos que se narran. La apasionante historia de Los Reyes Malditos culminará con el desastre de la batalla de Poitiers, donde el rey -tras desdeñar una ventajosa paz que se le ofrecía- caerá prisionero de los ingleses.



Los Reyes Malditos VII
De cómo un Rey perdió Francia
Maurice Druon
354 Páginas
Primera Edición, Junio 2003
Vergara

Los reyes malditos VI : La flor de lis y el león


PRÓLOGO

Este volumen comienza con la boda del rey Eduardo III de Inglaterra, a sus dieciséis años, mientras en Francia se decide una regencia y posteriormente una corona para Felipe de Valois, ya que el último de los hijos de Felipe V ha fallecido, dejando la corona dependiendo del sexo del hijo que nazca, que al final resulta ser una niña que no puede heredar la corona. Desde Inglaterra Isabel “la loba de Francia” reclama la corona para sí, pero basados en la ley sálica, no puede obtenerla, por lo que entonces se reclama para Eduardo III, derecho que es denegado ya que hay una mujer entre Felipe V (de quien han descendido los ultimos 3 reyes) y éste. Finalmente, la corona es adjudicada a Felipe de Valois, y Eduardo rinde un tributo sencillo.
Este volumen se trata principalmente de la disputa del Artois. De hecho, uno se pregunta si la desgracia de todas estas generaciones de reyes se debe a la maldicion de Jacques de Molay, a la simple mala suerte, o a las consecuencias de haber adjudicado el Artois a una persona a quien correspondía, para asegurar una cuota más de tierras a la corona de Francia. Roberto de Artois es ahora el hombre más poderoso de Francia, si bien no ostenta la corona, gobierna en lugar de Felipe de Valois como antes lo hizo Carlos de Valois con los hijos de Felipe V, con la unica excepcion de Felipe VI. Asi que ahora que tiene el control de Francia, Roberto acomete nuevamente en su intento de recuperar el Artois, abriendo un nuevo proceso, para el cual, a falta de los documentos que demuestran su legítimo derecho, se decide a falsificarlos.



Los Reyes Malditos VI
La flor de lis y el león
Maurice Druon
354 Páginas
Primera Edición, Junio 2003
Vergara

Los reyes malditos V : La loba de Francia


PROLOGO.
...Y los castigos anunciados, las maldiciones lanzadas desde lo alto de la hoguera por el
Gran Maestre de los Templarios habían continuado extendiéndose por el suelo de Francia. El
destino abatía a los reyes como si fueran piezas de ajedrez.
Tras de caer fulminado Felipe el Hermoso, seguido por su primogénito, Luis X, asesinado
dieciocho meses después, su segundo hijo, Felipe V, parecía que iba a tener un largo reinado; pero,
apenas pasados cinco años, Felipe moría a su vez, antes de cumplir los treinta.
Detengámonos un instante en este reinado, que no parece una tregua de la fatalidad mas que
en comparación con los dramas y desastres que le seguirían después. Parece un reinado pálido al
que hojea el libro distraídamente, sin duda porque en sus paginas no se tiñe las manos de sangre. Y
sin embargo... Veamos como se desarrollan los días de un gran rey, cuando la suerte le es adversa.
Porque Felipe V el Largo, podía contarse entre los grandes reyes. Por la fuerza y por la
astucia, por la justicia y por el crimen, se había apropiado, joven aun, de la corona, puesta a subasta
de las ambiciones. Un conclave encerrado, un palacio real tomado al asalto, una ley sucesoria
inventada, una revuelta baronial desbaratada en una campaña de diez días, un gran señor
encarcelado, un infante real muerto en la cuna -al menos así se creía-, habían jalonado las rápidas
etapas de su carrera hacia el trono.
Cuando la mañana de enero de 1317 salió de la catedral de Reims, entre el tañido de todas
las campanas, el segundo hijo del Rey de Hierro podía creerse triunfante y libre de volver a
emprender la gran política que había admirado en su padre. Su turbulenta familia se había inclinado
por obligación; los barones, dominados, se resignaban a su obediencia; el Parlamento sufría su
ascendiente y la burguesía lo aclamaba, entusiasmada de haber vuelto a encontrar un príncipe
fuerte. Su esposa había lavado las manchas de la torre de Nesle; su descendencia parecía asegurada
por el hijo que le acababa de nacer; finalmente, la consagración lo había revestido de una intangible
majestad. Nada le faltaba a Felipe V para disfrutar de la relativa felicidad de los reyes, ni siquiera la
prudencia de querer la paz y de conocer su precio.

Los Reyes Malditos V
La loba de Francia
Maurice Druon
354 Páginas
Primera Edición, Junio 2003
Vergara

Los reyes malditos IV : La ley de los varones


PRÓLOGO

Durante los tres siglos y cuarto desde la
elección de Hugo Capeto hasta la muerte de Felipe el Her-
moso, solamente once reyes ciñeron la corona de Francia,
y todos ellos dejaron un heredero a quien legarla.
¡Prodigiosa dinastía, ésta de los Capetos! Parecía que
el destino la había marcado con el signo de la perpetua-
ción. De los once reinados, solamente dos habían durado
menos de quince años.
A pesar de la mediocridad de algunos reyes, esta ex-
traordinaria continuidad en el ejercicio del poder había
contribuido a la formación de la unidad nacional.
El vínculo feudal, puramente personal, de vasallo a se-
ñor, de más débil a más fuerte, iba siendo sustituido pro-
gresivamente por este otro vínculo, este otro contrato que
une a los miembros de una amplia comunidad humana so-
metida durante largo tiempo a las mismas vicisitudes y a la
misma ley.
Aunque la idea de nación no se había plasmado toda-
vía, su esencia y su encarnación existían ya en la persona
del rey, fuente permanente de autoridad. Quien pensaba
en «el rey» pensaba también en «Francia».



Los Reyes Malditos IV
La ley de los varones
Maurice Druon
354 Páginas
Primera Edición, Junio 2003
Vergara

Los reyes malditos III : Los venenos de la corona


PRÓLOGO

Felipe el Hermoso había dejado Francia a la cabeza
del mundo occidental. Mediante negociaciones, bodas y
tratados, sin guerras ni conquistas, había expandido con-
siderablemente el territorio al mismo tiempo que se dedi-
caba con empeño a centralizar y reforzar el Estado. Sin
embargo, las instrucciones administrativas, financieras,
militares y políticas de las que quiso dotal al reino, revo-
lucionarias para la época, no estaban suficientemente
arraigadas en las costumbres ni en la historia para perpe-
tuarse sin la intervención personal de un monarca fuerte.
Seis meses después de la muerte del Rey de Hierro, la
mayor parte de sus reformas estaban condenadas a la de-
saparición, y sus esfuerzos al olvido.
Su hijo menor y sucesor, Luis X el Obstinado, intri-
gante, mediocre, incompetente y, desde el primer día de
su reinado, superado por su tarea, había descargado sin
dudarlo las responsabilidades del poder sobre su tío Car-
los de Valois, buen militar pero detestable gobernante,
cuyas turbulentas ambiciones, dirigidas largo tiempo a la
vana búsqueda de un trono, encontraron por fin en qué
emplearse.

Los Reyes Malditos III
Los venenos de la corona
Maurice Druon
300 Páginas
Primera Edición, Marzo 2003
Byblos

Los reyes malditos II : La reina estrangulada


PRÓLOGO

El 29 de noviembre de 1314, dos horas después del
toque de vísperas, veinticuatro correos con la librea de
Francia salían a galope del castillo de Fontainebleau. La
nieve cubría con un manto blanco los caminos del bos-
que; el cielo estaba más oscuro que la tierra. Ya era de
noche. Debido a un eclipse de sol, había sido de noche
durante todo el día.
Los veinticuatro jinetes no descansarían hasta el
amanecer, y quizá seguirían galopando toda la jornada y
los días siguientes, algunos hacia Flandes, otros hacia el
Angoumis y Guyenne, Dole en Comté, Rennes y Nan-
tes, Tolosa, Lyon, Aigues-Mortes, despertando a su paso
a las autoridades, bailíos y senecales, prebostes y capita-
nes, para anunciar en cada ciudad o pueblo del reino que
el rey Felipe IV, el Hermoso, había fallecido.

Los Reyes Malditos II
La reina estrangulada
Maurice Druon
300 Páginas
Primera Edición, Marzo 2003
Byblos

Los reyes malditos I : El rey de hierro


PRÓLOGO

Al comenzar el siglo XIV, Felipe IV, rey de legendaria belleza,
reinaba en Francia como amo absoluto. Había dominado el orgullo
guerrero de los altos barones, sofocado la sublevación flamenca, a
los ingleses en Aquitania e incluso el papado, al que había forzado
a instalarse en Aviñon. Los Parlamentos obedecían sus órdenes y
los concilios respondían a la paga que recibían.

El rey tenía tres hijos, de modo que su descendencia estaba ase-
gurada. Su hija se había casado con el rey de Inglaterra.

Seis de sus vasallos eran reyes y la red de sus alianzas se extendía
hasta Rusia. Ninguna riqueza escapaba de sus manos. Paso a paso,
había gravado los bienes de la Iglesia, expoliado a los judíos y ataca-
do a los banqueros lombardos.

Los reyes malditos I
El rey de hierro
Maurice Druon
300 Páginas
Primera Edición, Marzo 2003
Vergara